jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuando alguien muere




Cuando alguien muere…también morimos. Se nos va un poco de nuestra propia vida, y queda en el recuerdo la sonrisa de quien solo se adelantó unos pasos en la rendición de cuentas al creador.
Cuando alguien muere, queda ese silencio sepulcral, esa falta de voz para atrevernos a decir: Te aprecié… te amé! Cuando alguien muere, muere también Dios, porque en su célula infinita se pierde un gramo de arena del cosmos.
Cuando alguien muere, queda el universo personal muy triste, la amistad marchita, el lirio de ternura hiriente, perdido en el oleaje de la nada. Cuando un amigo, un padre, una madre, un hermano o un hijo muere, se muere por un instante el canto del viento y la piedra muestra su rostros duro, adusto, y el árbol cruje en una danza de dolor.
Cuando alguien muere ya no hay abrazos, rosas, risas y recuerdos que valgan, pues el que se fue ya no verá más la tarde, el frío amanecer, el café humeante, el beso andante y el cerrojo abierto. Cuando alguien se muere nosotros también morimos un poquito.

Pero a pesar de las contingencias, queda alguien en control, alguien en el que debemos de depositar, toda nuestra confianza, todos nuestros pesares, por qué solo Dios esta en control, solo ese grandioso ser sabe por que y cuando deben de suceder las cosas.

Confía en el por que el esta en control de nuestras vidas, no existen palabras que te pueda decir, para recuperar tu ánimo, solo llora, por que las lagrimas permiten que tu alma y corazón, se laven en el lago del espíritu, solo me resta decirte que en este momento justo en este momento Dios te esta abrazando.



1 comentario:

Glenn

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